Nombrar la gran variedad de colores que percibimos no es tarea fácil. Pero con juegos sencillos y un poco de constancia, pronto reconocerá todo el arco iris.
En cuanto un niño es capaz de prestar atención a algo que le muestras, por ejemplo, una pelota roja, mientras le dices ‘esta pelota es roja’, puedes comenzar con el aprendizaje de los colores. Al principio, serán momentos cortos ya que un niño de corta edad tiene periodos de atención limitados y se distrae fácilmente. Pero, aún así, irá interiorizando el concepto. Y a partir de los 16-18 meses empezará, poco a poco, a atribuir la cualidad de ‘rojo’ a los objetos y a diferenciar lo que es ‘rojo’ de lo que no lo es.
El día del color. Elegid un color cada día, vístele de ese tono e intenta que todas las actividades del día estén relacionadas con ese color: comed una ensalada de tomate, macarrones con salsa boloñesa... No dejes de repetir el color a lo largo de la jornada.
Fiesta de pañuelos. Llena una bolsa con pañuelos de diferentes colores y ve pidiéndole que saque uno rojo y se lo ponga en la cabeza, uno azul y se lo anude en el pie, uno verde y se lo ate a la rodilla, uno amarillo alrededor del cuello... Ríe con él al ver el aspecto que le queda.
Veo, veo cromático. ¿Qué te parece readaptar el tradicional "veo, veo" para que se aprenda los colores? En lugar de pedirle que encuentre algo que empiece por la A, haz que nombre algo verde en el primer turno, azul en el segundo...
En equipo. Divide a los niños en dos equipos y que cada uno de ellos elija un capitán. Durante cinco minutos, uno de los grupos tiene que obedecer todas las órdenes del capitán del equipo contrario. "Tocad algo verde", y los niños dispondrán de 10 segundos para hallar algo de ese color. Da un punto por cada objeto tocado dentro del tiempo. Después, el equipo que ordenaba pasa a jugar y gana el que más puntos obtenga.
Amarillo+azul=verde. Compra pintura de dedos de los tres colores básicos (azul, amarillo y magenta) y deja que tu hijo experimente lo que ocurre cuando se mezclan los colores. Que vierta un poco de magenta en un plato de plástico y le añada amarillo. Observa su cara al comprobar que aparece naranja y pídele que nombre los nuevos tonos. Puedes practicar este juego también mezclando trozos de plastilina o superponiendo papel celofán.
Mi primer collage. Coge una revista que ya no uses y pide a tu hijo que recorte trocitos de distintos colores. Después, elige una cartulina blanca y pídele que vaya pegando trozos de diferentes colores de forma alternativa, unos encima de otros. Seguro que le queda un collage precioso.